Las freidoras de nuestros restaurante parecen nuestras amigas, pero si no las cuidamos bien pueden convertirse en nuestras enemigas. Pueden representar un enorme peligro para las finanzas de tu restaurante y tu bolsillo si no les damos un correcto mantenimiento y si no tenemos una política permanente de limpieza y de cambios de aceites.
Debes aprender a hacer las cosas bien, antes de que lleguen los problemas. Muchos países no tienen controles rígidos sobre el uso de aceites y grasas saturadas, pero otros si y tarde o temprano tu país puede tomar cartas en el asunto y ahí es donde esta el riesgo.
Si tu restaurante no está preparado, puedes obtener multas que sin lugar a dudas afectarán las finanzas del negocio.
En Panamá por ejemplo, que es un país muy interesante para hacer negocios e invertir, se están tomando muy en serio la calidad, hace poco la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia realizo una inspección de más de 800 negocios de comida, entre comercios informales de la calle hasta restaurantes de comida rápida más establecidos con el simple propósito de verificar si cumplen con «el límite de ácidos grasos permitidos» analizando aceites, mantecas y estado de las freidoras.
Si en tu país este tipo de controles no existen, no dudes que llegarán y no debes esperar a que sea demasiado tarde. Esto no es nada nuevo en otros países más desarrollados y recuerda que nuestros países latinoamericanos son especialistas en copiar leyes de Los Estados Unidos para lograr mejorar su respectiva competitividad.
Debes tener control sobre el estado y la limpieza de las freidoras de tu restaurante, debes mantener una política de cambios de aceites que respete la salud de tus comensales. No es bueno pensar en ahorrar con esos temas. Muchas veces por ahorrar en aceite o mantecas podemos generar problemas más graves a nuestros restaurantes.
No esperes a que te obliguen, actúa ahora mismo.